Los principales elementos de la función protectora son:
- La protección o la restauración de la fertilidad natural del suelo y su estructura (protección del suelo);
- La protección de las asociaciones forestales naturales (protección del biotopo);
- La protección de las especies características de la estación, y en especial las raras o en peligro de extinción (protección de las especies);
- La protección contra la escorrentía, la erosión, los deslizamientos de tierra y las avalanchas.
- La infiltración y la purificación del agua en el suelo, la protección de las reservas de agua;
- La protección y eventualmente la mejora del clima de los bosques y su influencia sobre las áreas circundantes (protección del clima local y regional);
- El mantenimiento o el aumento de la fijación de dióxido de carbono (protección del clima mundial) mediante una fuerte proporción de madera de gran grosor, cuya explotación requiere una menor energía que la de la madera pequeña, y que una vez procesada ofrece productos de larga duración como vigas, muebles, decoración o aislamiento, lo que permite ampliar considerablemente el ciclo de vida del carbono y además un ahorro sustancial de la energía mediante la sustitución de otros productos de fuerte consumo energético. La cubierta continua retarda la mineralización del humus del suelo y las emisiones de carbono.
- La protección o la mejora de la calidad del aire (protección contra las emisiones);
- La protección contra el ruido excesivo (protección contra el ruido);
- La disimulación de las instalaciones perturbadoras del paisaje (Protección del paisaje).
La mayoría de los elementos de la función protectora son a la vez parte integral de la función natural de los ecosistemas forestales y no pueden ser estudiados ni realizados de forma separada.
Pro Silva considera que los medios que son descritos a continuación son importantes para lograr la función de protección:
- Una cubierta forestal permanente permite consolidar los diversos elementos de la función de protección;
- Ciertas funciones de protección de la naturaleza (protección del suelo, de los biotopos, de las especies) pueden reforzarse mediante directrices específicas de reducción de la explotación en el contexto de la silvicultura económica tradicional (por ejemplo, la renuncia a la plantación de especies que no pertenecen a la estación, la renuncia a la fertilización, al drenaje, …);
- Establecimiento de una red de reservas forestales con diferentes grados de restricciones incluso hasta llegar a zona de reserva integral en las que no se realice aprovechamiento, repartidas en grandes territorios.
- Acentuación de ciertas funciones de protección (protección contra la erosión, protección de las aguas, del clima, contra las emisiones, contra el ruido, del paisaje) gracias a algunas estrategias especiales de manejo forestal que favorezcan dichas funciones.
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